domingo, 7 de noviembre de 2010

Seven again;

No es que yo quisiera acordarme, estaba muy bien hasta que me di cuenta, pero las siete es una hora traidora si no puedes dejar de preguntarte qué día es. Claro que un domingo no tendría por qué haberme acordado pero supongo que el dolor me tiene demasiado cariño como para dejar de abrazarme. Pues nada, que al fin y al cabo tuve que abrir los ojos a la realidad, al hecho de que hoy es hoy, de que mire el calendario que mire nada hará que se borre ese maldito número. ¿Sabes?, hoy haríamos tres meses y yo sólo puedo pensar... Siete otra vez.
Att: La viciada de nuestros puzzles.

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