domingo, 16 de octubre de 2011

Caramel(a)

Cuentan que ella tenía la melena del color del caramelo y que no había nada más apetitoso que la imagen de su cabello ondulado resbalando por los paisajes de su cuerpo. Su figura, según dicen, era perfecta. Ella era la chica a la que todos deseaban, una joven mujercita que había perdido su sonrisa en un misterioso accidente pero conservaba intactos su atractivo y su belleza. Lo que nadie sabía, es que tras esa fachada perfecta, se escondía una chica que moría cada día, paulatinamente, envuelta en soledad. Lo que nadie supo nunca es que ella lloraba cada noche un amor perdido en el fuego de la juventud, un amor que se terminó tras la primera vez que se entregó al goce y al placer. Un amor cruel, que no se dejó atrapar, un amor atormentado, que se quitó la vida entre coca y whisky, dejando un reguero amargo en la piel de esa quinceañera enamorada y desnuda que lo vio derramar su último aliento, que bebió de el sabor amargo de la muerte, que lloró tendida sobre sus huesos sin vida. Lo echaba tanto de menos... Se quitó la vida, amarga decepción, no le quedaban fuerzas para alentar un corazón que no sabía latir sin él. Se suicidó, en silencio, para que nadie pudiera impedírselo. La cuchilla a su lado, un charco de sangre bajo sus muñecas que aún goteaban, una lágrima salada evaporándose en su mejilla y una nota en la que había escrito el nombre de él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario