domingo, 25 de diciembre de 2011

Feliz Navidad



A very merry Christmas
And a happy New Year
Let's hope it's a good one
Without any fear



Un año más la Navidad inunda nuestros corazones y llena el mundo de felicidad y buenos propósitos. Paseas por las calles entre el frío y la niebla pero la gente canta, se quiere, sonríe y se abraza. No parece que el invierno esté en las almas, parece que un pequeño verano se instala en cada persona hasta que el hielo logra derretirlo. Yo creo que en Navidad somos nosotros mismos, dejamos a un lado la rutina y la careta y, por una vez, demostramos todo lo que hemos callado durante el año. 

lunes, 12 de diciembre de 2011

Cuando hayamos terminado de echarnos de menos...

¿Sabes lo que es sentir que mueres cuando lo miras a los ojos? ¿Sentir que no existe nada más fuerte ni en éste ni en ningún otro mundo? No. Tú nunca te has parado un segundo a pensar en mí de ésa manera. Tú no conoces nada de mí. No sabes en qué punto del estómago tengo cosquillas, ni cuál es la canción que consigue hacerme llorar. No sabes qué nombre quiero ponerle a mis hijos ni de qué color pintaría mi habitación. No sabes cuánta luz es necesaria para que mis ojos cambien de marrón oscuro a marrón claro, cuántas lágrimas hacen falta para que se vean verdes ni cual es la parte, casi imperceptible, en la que siempre son de color verde. No sabes cual es mi libro favorito ni qué sueño cada noche. Nunca me has visto dormir, no sabes si hablo en sueño y te es difícil contar mis pesadillas. Tú nunca te has perdido en mí, yo nunca te he importado. Me parece absurdo todo el tiempo que pasamos juntos porque no aprendiste nada de mí. Nada en absoluto. Claro que puedes hacerme feliz con el sexo pero no puedes hacerme volar. Puede que seas mejor que muchos otros y puede que yo te ame sin remedio pero tú estás muerto de miedo. Muerto sin más. Y eres un egoísta que no quiere darse cuenta de que lo bueno que había en su vida se esfumó. Me echarás de menos, sé que lo harás porque aunque creas que no me conoces hay una parte de ti que sabría hacerme revivir en la oscuridad de la noche, una parte de ti que podría llevarme al baile. No tengas miedo nunca de venir a decirme que me quieres, que yo te estoy esperando, aunque nunca lo admita. Que mi vida entera se limita a ti y a tu hueco de la clavícula. Que te quiero. Por favor, vuelve. Ya tendremos tiempo de lamernos las heridas cuando hayamos terminado de echarnos de menos.