lunes, 6 de febrero de 2012

No te mereces un planeta que te haga llorar, pequeña trotamundos.

Y Sol, por una vez, dejó que su sonrisa corriera a raudales. No es que Sol fuera pesimista, es que su mundo era difícil, es que una pequeña viajera tiene poco que hacer en un mundo que la quiere atar. Pobre Sol. Nunca se había enamorado, no sabía lo que era esa felicidad tan auténtica que hace daño. Sol era de las que no sabían creer, de las que nunca abrazaban y de besos ya ni hablar. Sol era una estrella apagada, un universo que mengua y desaparece. Tenía una energía que te absorbía como un agujero negro, te hacía feliz con solo verla pasear por la calle con su estilo que huía de las modas pero que, a su vez, las creaba. Sol siempre iba un paso por delante y hacía soñar a quien la miraba pero jamás sonreía. Sol parecía llorar estuviera donde estuviera. Hasta que lo conoció a él que, sin dudarlo ni un momento, se acercó a sus faldas y le dijo en un susurro:

- No te mereces un planeta que te haga llorar, pequeña trotamundos.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Feliz Navidad



A very merry Christmas
And a happy New Year
Let's hope it's a good one
Without any fear



Un año más la Navidad inunda nuestros corazones y llena el mundo de felicidad y buenos propósitos. Paseas por las calles entre el frío y la niebla pero la gente canta, se quiere, sonríe y se abraza. No parece que el invierno esté en las almas, parece que un pequeño verano se instala en cada persona hasta que el hielo logra derretirlo. Yo creo que en Navidad somos nosotros mismos, dejamos a un lado la rutina y la careta y, por una vez, demostramos todo lo que hemos callado durante el año. 

lunes, 12 de diciembre de 2011

Cuando hayamos terminado de echarnos de menos...

¿Sabes lo que es sentir que mueres cuando lo miras a los ojos? ¿Sentir que no existe nada más fuerte ni en éste ni en ningún otro mundo? No. Tú nunca te has parado un segundo a pensar en mí de ésa manera. Tú no conoces nada de mí. No sabes en qué punto del estómago tengo cosquillas, ni cuál es la canción que consigue hacerme llorar. No sabes qué nombre quiero ponerle a mis hijos ni de qué color pintaría mi habitación. No sabes cuánta luz es necesaria para que mis ojos cambien de marrón oscuro a marrón claro, cuántas lágrimas hacen falta para que se vean verdes ni cual es la parte, casi imperceptible, en la que siempre son de color verde. No sabes cual es mi libro favorito ni qué sueño cada noche. Nunca me has visto dormir, no sabes si hablo en sueño y te es difícil contar mis pesadillas. Tú nunca te has perdido en mí, yo nunca te he importado. Me parece absurdo todo el tiempo que pasamos juntos porque no aprendiste nada de mí. Nada en absoluto. Claro que puedes hacerme feliz con el sexo pero no puedes hacerme volar. Puede que seas mejor que muchos otros y puede que yo te ame sin remedio pero tú estás muerto de miedo. Muerto sin más. Y eres un egoísta que no quiere darse cuenta de que lo bueno que había en su vida se esfumó. Me echarás de menos, sé que lo harás porque aunque creas que no me conoces hay una parte de ti que sabría hacerme revivir en la oscuridad de la noche, una parte de ti que podría llevarme al baile. No tengas miedo nunca de venir a decirme que me quieres, que yo te estoy esperando, aunque nunca lo admita. Que mi vida entera se limita a ti y a tu hueco de la clavícula. Que te quiero. Por favor, vuelve. Ya tendremos tiempo de lamernos las heridas cuando hayamos terminado de echarnos de menos.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Yo y mi absurda sinceridad.

Perdóname si todavía siento algo por ti. Perdóname si no puedo evitarlo. Perdóname si se me va la vida sin tus besos. Perdóname si me cuesta respirar cuando no te tengo. Perdóname porque te quiero, te quiero desde la primera milésima y te querré hasta la última. Perdóname si pienso que eres adorable, que el amor no es amor sin ti. Perdóname si es por ti por quien cojo aire, por ti por quien lo daría todo. Perdóname si creo que cuando uno ama todo es más sencillo, nos cuesta menos avanzar y cada respiración es como ganar un cachito de vida. Perdóname si creo que no se ama con el corazón sino con cada partícula del cuerpo y cada partícula del aire que nos rodea. Perdóname si pierdo la cordura a tu lado. Perdóname porque te amo, sin contemplaciones. Perdóname porque el amor no es algo que sucede poco a poco, es algo que aparece en el primer parpadeo que acompaña a la primera mirada y que lo quema todo. Perdóname porque sé que no te merezco. Perdóname si no soy quien quiero ser para ti. Perdóname si tú no sientes lo mismo... Perdóname si tú no sientes lo mismo porque si sientes lo mismo tendrás que besarme.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Kiss me one more time.

Algo que tenga sentido, algo que sea distinto, algo como la luna llena, algo que se cree un hueco entre mis innombrables pasadizos. Algo que me atormente, algo que me cree dudas razonables, algo que dure un poco más que una calada, algo que no me agobie. Algo que haga saltar mi corazón, algo que crea verosímil, algo con esa textura especial que tienen las ciudades cuando es navidad. Algo que significa todo. Algo que no tenga que callarme, algo por lo que sentirme orgullosa, algo que haga temblar mis rodillas, algo que me haga recordar por qué te quería, algo que me lleve al canibalismo, para alimentarme de tus lunares. Algo que sea oscuro, algo que vuelva tan loca a la humanidad que debiera estar prohibido, algo que me permita dudar de mi misma. Algo que destroce el mundo que cierne mi corazón, algo que sea independiente al resto de los sentidos, algo que no deje vuelta atrás. Algo que pueda recordar por siempre, algo que me dé sabiduría, algo que no lamente jamás, algo que me haga fuerte, por una vez en la vida. Algo como un beso, un beso de esos que suben hacia el cielo sin pagar peaje, un beso que trastorna, un beso que es suave, cálido, envuelto de pasión y amor, un beso de esos que van acompañados, invariablemente, de ambiciosos "te quiero".

domingo, 16 de octubre de 2011

Caramel(a)

Cuentan que ella tenía la melena del color del caramelo y que no había nada más apetitoso que la imagen de su cabello ondulado resbalando por los paisajes de su cuerpo. Su figura, según dicen, era perfecta. Ella era la chica a la que todos deseaban, una joven mujercita que había perdido su sonrisa en un misterioso accidente pero conservaba intactos su atractivo y su belleza. Lo que nadie sabía, es que tras esa fachada perfecta, se escondía una chica que moría cada día, paulatinamente, envuelta en soledad. Lo que nadie supo nunca es que ella lloraba cada noche un amor perdido en el fuego de la juventud, un amor que se terminó tras la primera vez que se entregó al goce y al placer. Un amor cruel, que no se dejó atrapar, un amor atormentado, que se quitó la vida entre coca y whisky, dejando un reguero amargo en la piel de esa quinceañera enamorada y desnuda que lo vio derramar su último aliento, que bebió de el sabor amargo de la muerte, que lloró tendida sobre sus huesos sin vida. Lo echaba tanto de menos... Se quitó la vida, amarga decepción, no le quedaban fuerzas para alentar un corazón que no sabía latir sin él. Se suicidó, en silencio, para que nadie pudiera impedírselo. La cuchilla a su lado, un charco de sangre bajo sus muñecas que aún goteaban, una lágrima salada evaporándose en su mejilla y una nota en la que había escrito el nombre de él.

jueves, 1 de septiembre de 2011

In the shadows.

No puedes pedir sin más que los sentimientos se esfumen como el humo, porque no es así. Cuando I. mira por la ventana, el mundo es de otro color. El cielo está precioso pero enfadado con esas nubes grises y rojas, parece que el infierno se acerca pero a I. ya no le da miedo en infierno. Se recoge el pelo de forma descuidada mientras piensa en todo aquello que ha dejado atrás, le duele darse cuenta de que siempre estuvo equivocada, de que creía con total entrega en una gran mentira, en su propia gran mentira. I. se muere por dentro de desaliento, es como si el humo de todos los cigarros que se fumó para disipar las penas se empeñaran en causar el efecto contrario. A veces la vida no es justa, porque hay una pesada nube dentro de su cabeza que no le deja ver el sol. I. quiere romper los límites, ser quién dejó de ser cuando perdió su alma en aquel beso ardiente de un noviembre decreciente; quiere romper platos y cargarse el mundo, hacerle daño a la mosca y enfundarse en un vestido de cuero y unos zapatos de tacón. Quiere emborracharse de recuerdos, sentimientos y besos de una sola noche; quiere ser fría e independiente, aprender a no querer. Quiere sentir el tequila, el vodka, el ron o la ginebra corriendo a toda prisa por sus arterias en una carrera hacia la locura y la inconsciencia. Quiere ser gata por una noche y no la mojigata con la que se queda el payaso de turno del pub más deprimente de la ciudad, sentir que tiene poder por una vez y que, por una puta noche ella es quien decide. Quiere ser libre en la prisión de las lágrimas que ha llorado por él, no quiere más días color café con leche.