domingo, 25 de diciembre de 2011

Feliz Navidad



A very merry Christmas
And a happy New Year
Let's hope it's a good one
Without any fear



Un año más la Navidad inunda nuestros corazones y llena el mundo de felicidad y buenos propósitos. Paseas por las calles entre el frío y la niebla pero la gente canta, se quiere, sonríe y se abraza. No parece que el invierno esté en las almas, parece que un pequeño verano se instala en cada persona hasta que el hielo logra derretirlo. Yo creo que en Navidad somos nosotros mismos, dejamos a un lado la rutina y la careta y, por una vez, demostramos todo lo que hemos callado durante el año. 

lunes, 12 de diciembre de 2011

Cuando hayamos terminado de echarnos de menos...

¿Sabes lo que es sentir que mueres cuando lo miras a los ojos? ¿Sentir que no existe nada más fuerte ni en éste ni en ningún otro mundo? No. Tú nunca te has parado un segundo a pensar en mí de ésa manera. Tú no conoces nada de mí. No sabes en qué punto del estómago tengo cosquillas, ni cuál es la canción que consigue hacerme llorar. No sabes qué nombre quiero ponerle a mis hijos ni de qué color pintaría mi habitación. No sabes cuánta luz es necesaria para que mis ojos cambien de marrón oscuro a marrón claro, cuántas lágrimas hacen falta para que se vean verdes ni cual es la parte, casi imperceptible, en la que siempre son de color verde. No sabes cual es mi libro favorito ni qué sueño cada noche. Nunca me has visto dormir, no sabes si hablo en sueño y te es difícil contar mis pesadillas. Tú nunca te has perdido en mí, yo nunca te he importado. Me parece absurdo todo el tiempo que pasamos juntos porque no aprendiste nada de mí. Nada en absoluto. Claro que puedes hacerme feliz con el sexo pero no puedes hacerme volar. Puede que seas mejor que muchos otros y puede que yo te ame sin remedio pero tú estás muerto de miedo. Muerto sin más. Y eres un egoísta que no quiere darse cuenta de que lo bueno que había en su vida se esfumó. Me echarás de menos, sé que lo harás porque aunque creas que no me conoces hay una parte de ti que sabría hacerme revivir en la oscuridad de la noche, una parte de ti que podría llevarme al baile. No tengas miedo nunca de venir a decirme que me quieres, que yo te estoy esperando, aunque nunca lo admita. Que mi vida entera se limita a ti y a tu hueco de la clavícula. Que te quiero. Por favor, vuelve. Ya tendremos tiempo de lamernos las heridas cuando hayamos terminado de echarnos de menos.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Yo y mi absurda sinceridad.

Perdóname si todavía siento algo por ti. Perdóname si no puedo evitarlo. Perdóname si se me va la vida sin tus besos. Perdóname si me cuesta respirar cuando no te tengo. Perdóname porque te quiero, te quiero desde la primera milésima y te querré hasta la última. Perdóname si pienso que eres adorable, que el amor no es amor sin ti. Perdóname si es por ti por quien cojo aire, por ti por quien lo daría todo. Perdóname si creo que cuando uno ama todo es más sencillo, nos cuesta menos avanzar y cada respiración es como ganar un cachito de vida. Perdóname si creo que no se ama con el corazón sino con cada partícula del cuerpo y cada partícula del aire que nos rodea. Perdóname si pierdo la cordura a tu lado. Perdóname porque te amo, sin contemplaciones. Perdóname porque el amor no es algo que sucede poco a poco, es algo que aparece en el primer parpadeo que acompaña a la primera mirada y que lo quema todo. Perdóname porque sé que no te merezco. Perdóname si no soy quien quiero ser para ti. Perdóname si tú no sientes lo mismo... Perdóname si tú no sientes lo mismo porque si sientes lo mismo tendrás que besarme.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Kiss me one more time.

Algo que tenga sentido, algo que sea distinto, algo como la luna llena, algo que se cree un hueco entre mis innombrables pasadizos. Algo que me atormente, algo que me cree dudas razonables, algo que dure un poco más que una calada, algo que no me agobie. Algo que haga saltar mi corazón, algo que crea verosímil, algo con esa textura especial que tienen las ciudades cuando es navidad. Algo que significa todo. Algo que no tenga que callarme, algo por lo que sentirme orgullosa, algo que haga temblar mis rodillas, algo que me haga recordar por qué te quería, algo que me lleve al canibalismo, para alimentarme de tus lunares. Algo que sea oscuro, algo que vuelva tan loca a la humanidad que debiera estar prohibido, algo que me permita dudar de mi misma. Algo que destroce el mundo que cierne mi corazón, algo que sea independiente al resto de los sentidos, algo que no deje vuelta atrás. Algo que pueda recordar por siempre, algo que me dé sabiduría, algo que no lamente jamás, algo que me haga fuerte, por una vez en la vida. Algo como un beso, un beso de esos que suben hacia el cielo sin pagar peaje, un beso que trastorna, un beso que es suave, cálido, envuelto de pasión y amor, un beso de esos que van acompañados, invariablemente, de ambiciosos "te quiero".

domingo, 16 de octubre de 2011

Caramel(a)

Cuentan que ella tenía la melena del color del caramelo y que no había nada más apetitoso que la imagen de su cabello ondulado resbalando por los paisajes de su cuerpo. Su figura, según dicen, era perfecta. Ella era la chica a la que todos deseaban, una joven mujercita que había perdido su sonrisa en un misterioso accidente pero conservaba intactos su atractivo y su belleza. Lo que nadie sabía, es que tras esa fachada perfecta, se escondía una chica que moría cada día, paulatinamente, envuelta en soledad. Lo que nadie supo nunca es que ella lloraba cada noche un amor perdido en el fuego de la juventud, un amor que se terminó tras la primera vez que se entregó al goce y al placer. Un amor cruel, que no se dejó atrapar, un amor atormentado, que se quitó la vida entre coca y whisky, dejando un reguero amargo en la piel de esa quinceañera enamorada y desnuda que lo vio derramar su último aliento, que bebió de el sabor amargo de la muerte, que lloró tendida sobre sus huesos sin vida. Lo echaba tanto de menos... Se quitó la vida, amarga decepción, no le quedaban fuerzas para alentar un corazón que no sabía latir sin él. Se suicidó, en silencio, para que nadie pudiera impedírselo. La cuchilla a su lado, un charco de sangre bajo sus muñecas que aún goteaban, una lágrima salada evaporándose en su mejilla y una nota en la que había escrito el nombre de él.

jueves, 1 de septiembre de 2011

In the shadows.

No puedes pedir sin más que los sentimientos se esfumen como el humo, porque no es así. Cuando I. mira por la ventana, el mundo es de otro color. El cielo está precioso pero enfadado con esas nubes grises y rojas, parece que el infierno se acerca pero a I. ya no le da miedo en infierno. Se recoge el pelo de forma descuidada mientras piensa en todo aquello que ha dejado atrás, le duele darse cuenta de que siempre estuvo equivocada, de que creía con total entrega en una gran mentira, en su propia gran mentira. I. se muere por dentro de desaliento, es como si el humo de todos los cigarros que se fumó para disipar las penas se empeñaran en causar el efecto contrario. A veces la vida no es justa, porque hay una pesada nube dentro de su cabeza que no le deja ver el sol. I. quiere romper los límites, ser quién dejó de ser cuando perdió su alma en aquel beso ardiente de un noviembre decreciente; quiere romper platos y cargarse el mundo, hacerle daño a la mosca y enfundarse en un vestido de cuero y unos zapatos de tacón. Quiere emborracharse de recuerdos, sentimientos y besos de una sola noche; quiere ser fría e independiente, aprender a no querer. Quiere sentir el tequila, el vodka, el ron o la ginebra corriendo a toda prisa por sus arterias en una carrera hacia la locura y la inconsciencia. Quiere ser gata por una noche y no la mojigata con la que se queda el payaso de turno del pub más deprimente de la ciudad, sentir que tiene poder por una vez y que, por una puta noche ella es quien decide. Quiere ser libre en la prisión de las lágrimas que ha llorado por él, no quiere más días color café con leche.

miércoles, 31 de agosto de 2011

- Eres tan bonita que me quitas el aliento...
- No sé qué estás diciendo, lo siento.
- Digo que me vuelve loco cada trazo de ti, el dibujo que pintas día a día con una seguridad que ralla en lo impensable me enreda en ti. No puedo respirar si no veo tus ojos verdes, tu sonrisa o tu naricilla respingona. Porque simplemente siento que muero de placer al ver como te apartas distraída un mechón de tu hermoso pelo mientras lees totalmente ajena a mi mirada, cuando veo como levantas a esa niña pequeña, que creo que es tu hermana, en brazos o como acaricias a un cachorro. Me he fijado en que frunces el ceño o ríes a carcajadas mientras lees y también en que, a veces, sacas un pequeño cuaderno y un bolígrafo de tu bolso de Mary Poppins y rasgas sus páginas a una velocidad de vértigo, como si intentaras a toda costa que la pequeña bombilla no se apague. También he sentido como mis piernas flaquean al verte en la discoteca, o en alguna fiesta, con tus vestidos ajustados y tus minifaldas, con tus tacones altos que me hacen sentir pequeño; tus piernas saben llevarme al cielo, suben y suben hasta que llego al limbo de tus caderas dónde me gustaría vivir para siempre con su dulce y apasionante vaivén acunándome. Te he visto sonreír, llorar, estudiar, masticar chicle, beber batidos de esos de caramelo que tanto te gustan. He conocido a cada uno de tus novios, los he odiado cada vez que te hacían doblar las rodillas de dolor y he deseado tanto poder consolarte. Nunca me había atrevido a hablarte...
- ¿Desde cuándo me observas entre las sombras?
- Desde que tengo memoria, te he visto crecer, he visto como pasabas de niña a mujer, he jugado con tus trenzas, tu aparato y tu maquillaje exagerado por la falta de práctica. Conozco todas tus manías, como ésa de colocar las capuchas de tus amigos; conozco la cadencia de tu voz, te he visto aprender a no desafinar, a no hacerte la víctima, a reaccionar a las malas lenguas con elegancia, te he visto ilusionarte y desilusionarte y, ahora, quiero que tú me veas a mí, porque no soy invisible y ya he perdido la cuenta de los años que llevo enamorado de ti.
- Quizás no sea como tú te esperas...
- ¿Crees que voy a echarme atrás ahora que ya he comenzado?

(IS A DREAM A LIE IF IT DON'T CAME TRUE)

No es un adiós, es un hasta luego.






A CORUÑA (L)

Cuando un sitio hace que se pare tu mundo y que todo vuelva a empezar. Cuando el olor a mar, su rugido y las olas hacen que sientas una calma que ya no eres capaz de sentir en ningún otro sitio. Cuando pasas horas con las mejores personas que existen sobre el planeta tierra. Cuando te enamoras de un lugar, de los paseos al lado del mar, del viento despeinándote los cabellos, de su olor, su fuerza y su hermosura... Sabes que acabaras volviendo, una y otra vez, siempre que puedas porque éso es lo que te hace feliz.

martes, 30 de agosto de 2011

P.D.: no sé qué decir.

Con tu sucia camisa y, en lugar de sonrisa, una especie de mueca. Consumida, frágil, moribunda, abandonada. Hace tiempo ha perdido hasta el último soplo de tranquilidad e, inconsciente, ve como el tic-tac del reloj se lleva el humo de cada cigarrillo que se fumó a la par que fumaba la piel bronceada de aquel hombre que ya no está dispuesto a aguantar sus disparos de emoción. Ya no cree en el bien ni en el mal, la cordura de la vida la ha arrastrado a la locura y la locura de su vida no es capaz de devolverle su cordura. No entiende ése cuento de hadas en el que una chica amiga de ratones crea su propio vestido para perderse con él en el bosque y vivir en una cabaña junto a una malvada madrastra disfrazada de dragón, es que nada bueno puede salir de una historia así. Y de sus labios escarlata corre sangre negra, unos metálicos dientes han desgarrado su piel, su alma y su suerte, ya poco le queda, más que curar las heridas con tequila y aguardiente. Entre la cirrosis y la sobredosis andas siempre muñeca. Con el recuerdo, basto como el palo de la baraja, de un amor que hace incapié en cada latido de su corazón que envía la sangre a sus cardenales. El amor ya poco significa, ella sólo puede ver soledad y desesperación, nieve, sangre, dolor, frío y entrañas porque una vez que la primera herida ha desgarrado el corazón poco se puede hacer, una herida de amor es como una herida de bala, dependiendo de por dónde entre puede matar y ésta, nunca mejor dicho, ha entrado en el pecho. Es como si le faltara el aire, la película de cada uno de sus momentos de amor pasa por delante de sus ojos. Ve su piel, su labios, sus ojos verdes, su lengua, su torso, su pasión. Lo ve a él, en todo su esplendor y se pregunta: ¿Por qué he permitido que él fuera mi único motivo para vivir?

domingo, 28 de agosto de 2011

Deseos de cosas imposibles.

Soy de esas que se despiertan cada mañana con la idea de que viven en Manhattan. Lo primero en lo que pienso es en conectar el Mac y hablar por el video-chat con mis amigas para elegir juntas que nos ponemos. Me visto, me maquillo y me peino. Total, cuando he terminado de arreglarme ya es hora de marchar. "Lo siento, llego tarde" y salgo corriendo pero, antes, cojo una tostada de las de mamá. Me paro en el Starbucks de la vuelta de la esquina y pido un Moca Dulce y paseo por Fifth Avenue rumbo a mi carísimo colegio privado porque, sí, soy una de esas chicas afortunadas del Upper East Side. Mi vida transcurre apurada y simple, dócil como un caballo domado o un verano en los Hamptons. Hasta que llega el baile de mi vida en el que entro con mi maquillaje perfecto, mi pelo perfecto, mi cuerpo de top model perfecto y el vestido plateado con el que todas sueñan y conozco, casi por casualidad, al chico de mi vida que no es el "guay" del instituto, como se esperaría de mí, sino el último quinqui, el becado, el chico al que nadie quiere, el último mono del instituto (y un mono monísimo, debo añadir). Él me roba el alma, el corazón y el disfraz de niña buena y me deja en pelotas en la playa abandonada de mi juventud descarriada y perdida y empiezo a dudar. Dudo de mi vida preconcebida, de las normas, los prejuicios, el status y la alta sociedad. Dudo de la libertad con la que creo que actúo y me doy cuenta, al fin, de que mi vida es una farsa, represento a la perfección el papel que me toca vivir... Así que me desmadro, sin más ni más, agarro el pincel y comienzo a perfilar mi vida, a desafiar mis límites, a SER LIBRE. Porque el amor, aunque pone mil vendas en los ojos de quien se enamora, también es capaz de quitar las vendas anteriores.

viernes, 19 de agosto de 2011

Alejandro Espiño Castro :$

Puede que las cosas buenas sólo sean eso, cosas buenas. Puede que no tengan explicación, razón ni lógica. No hay que darle demasiadas vueltas, digo yo, si eres feliz, eres feliz y, como diría un buen gallego, al carallo. Pues muy bien, él es mi particular "al carallo" y me siento muy orgullosa de ello. Él no permite que dude y no me deja tener miedo, él es lo más simple que tengo en la vida, es como una buena ración de helado, me hace feliz y punto. Podría decir ahora mismo que lo quiero por todo lo que es, y no sería mentira. Si describiera y enumerara cada una de sus cualidades podría quedar bien pero, éste no es el caso. Cuando digo que él es importante lo que quiero es que con aquello que yo escriba él se sienta importante. Por eso tiemblo yo, por su felicidad, porque cuando siento que él hierve de plenitud yo no necesito absolutamente nada para estar igual de alegre. El más mínimo de sus roces puede hacer que caiga en el vacío, él es mi luna y yo soy su vida. No sé cómo explicar que soy tan suya que he dejado de ser mía, a estas alturas tengo claro que todo podría ser diferente pero no quiero que cambie. Me gustan las cosas tal y como están porque, incluso en lo más profundo de mi ser, sé que la existencia de una alma atormentada como la mía no cabría esperar nada mejor que él.

Si no amas los detalles más pequeños no entenderás.

I. Ella era una chica normal, diríamos que una de esas chicas de ropa normal y personalidad de andar por casa. Era una chica que vivía encerrada en las historias de esos mamotretos, a los que ella llamaba libros, que leía a todas horas. Le gustaba cantar y hacía grandes esfuerzos para mejorar su pequeño talento, sentía pasión por la belleza, los acordes y las letras la hacían llorar. Tenía una reducida agenda de buenas amigas, o eso era lo que ella creía, y unos cuantos conocidos que poco sabían de ella pero la hacían reír. Comía poco y solía salir a correr por las tardes por la maravillosa muralla romana de Lugo. Era una soñadora nata, con la cabeza llena de pájaros. Era inteligente, tenía una impresionante memoria y buenas notas. Creía haberse enamorado alguna vez, aunque éso ya es otra historia.
V. Él era todo lo contrarío, un intento de chico malo, un loco que vivía la vida intensamente como si no hubiera nada más, era un chico corriente y moliente pero increíblemente poco común en medio de lo común que podía llegar a ser. Era el típico gallito de barrio, el chulo de marras que vuelve locas a las chicas. Su pasión: las motos y los coches. Su terror: la gente que se aprovechaba de la debilidad de sus víctimas. No quería enamorarse, era de los que estaban con una chica hasta que se cansaban y buscaban a otra. Tenía un grupo de amigos idiotas y luego estaban los de su infancia que eran unos verdaderos encantos. Estaba obsesionado con llegar a trabajar como guardia civil pero para eso aún le faltaba mucho y, a sus trece años, sólo eran suposiciones.
Nuestra historia comienza cuando L., la mejor amiga de I., la llama para contarle que ha dejado a su novio por un chico con el que se había enrollado durante un intercambio escolar a Francia. I., por su parte, le cuenta que acaba de volver con S. y está muy feliz pero que echa mucho de menos a su amiga y quiere verla pronto. Se ponen de acuerdo y deciden quedar en las fiestas del patrón de Lugo, San Froilán, todos juntos.Así que un lunes por la tarde, al salir de clase, I., S. y sus compañeros de clase se dirigen hacia el recinto ferial, donde L. los espera delante del Booster para presentarles a su nuevo novio. I. en su nube, apenas se fija en el chico delgaducho que está a punto de ponerse una gorra que alguien le ha estado sosteniendo mientras se subía a alguna atracción de feria. Y lo único que ve, cuando L. se lo presenta como V., su novio, son unos llamativos ojos de todos los colores, unos ojos azúl grisáceo y verde con motas ambarinas espolvoreadas por su iris. Los ojos más bonitos que había visto nunca, eran verdaderamente increíbles. Durante los días que siguieron I., L. y otra amiga quedaron más de una vez con V. y su amigo A. Fue increíble la forma en la que I. y V. conectaron y se hicieron amigos, aunque ninguno de ellos podía predecir lo que iba a ocurrir. Una tarde, cerca del invierno, I., V., L. y A. van al cine y mientras I. piensa en lo que le habría gustado que S. estuviera allí nota un roce en su pierna y, al girarse, ve como V. la mira intensamente mientras besa a L. Noviembre, dos meses con L., está lloviendo a cántaros pero I. y V. se mojan mientras hacen tiempo hasta que L. salga de sus clases de baile. Llegan a la plaza y se encuentra a S., que hace poco dejó a I., V. quiere hablar con él, pero ella lo agarra instándole a marcharse, resbalan e I. se cae encima de V. una descarga eléctrica recorre todo su cuerpo sin piedad y caminan agarrados de la mano hasta que ella, se la suelta sintiéndose muy culpable por lo que acaba de pasar. Al día siguiente V. deja a L. y le confiesa a I. que quiere estar con ella. I. llama a su mejor amiga que le suplica que le diga que sí, así que I. termina aceptando, pero sintiéndose terriblemente culpable por la tristeza de L. corta toda relación con él a los pocos días. No volverá a verlo hasta tres semanas después, pero se creerá morir al sentir el desprecio con el que él la trata. "Me lo tengo merecido" piensa ella. Unos días más tarde un chico del instituto le pide a I. que salga con él pero ella, que no sabe qué contestar, le dice que se lo pensará. Así empiezan las vacaciones de navidad que cada uno pasará en compañía de su familia. El cinco de enero, I. se entera por L. de que V. ha empezado una extraña relación con una niña que tiene un año menos que ellas y se llama R. El mundo se para e I. no puede respirar, sin entender el por qué, los celos la comen por dentro y le cuesta soportarlo. Se siente desgraciada por no haber aprovechado su oportunidad. L. le pide que haga algo, no puede soportar la idea de que V. esté con esa chica tonta que la trata con superioridad porque tiene lo que ella desea. I. decide quedar con él, pero sabe que él no querrá verla, así que al enterarse de que R. va a la misma academia de baile que L. ve su oportunidad, él ha quedado allí con R. y ella aparece con L. como si nada. "Hola chicos, V., ¿no me dices hola? Vaya, que lío, y ahora qué hacemos... ¿Quieres que entremos con vosotras mientras ensayais, R.? V. creo que es mejor que demos una vuelta por fuera... ¿Que te devuelva la gorra? No, ven a por ella si la quieres" y así V. e I. salen de la academia y terminan agazapados en un portal, él no quiere pero I. sabe bien lo que tiene que hacer para probar, por primera vez, sus labios. Así que cuando él se sienta cerca, ella se arrima más argumentando frío, hablan mirándose a los ojos y su proximidad se va convirtiendo, lentamente, en un apretado abrazo. Ella huele su ansiedad, sus ganas, su pasión controlada, ella siente, por fin, a ése niño dulce que sabe que existe bajo su caparazón. Mirándole aún a los ojos I. le cuenta la historia de J., a quien todavía no ha contestado, y cambiado de tema siguen con la amena conversación. Las palabras se convierten, poquito a poco, en susurros y, los susurros en miradas. Sus labios están más cerca cada vez, tanto que I. siente con creciente excitación cómo se rozan con cada palabra. Él le da un ligero beso en los labios, un roce efímero que deja a I. con ganas de mucho más, cargada de mariposas y corriente eléctrica, sintiendo cada átomo que los separa como si estuviera observándolos a través de un microscopio. Se le eriza el vello, se le pone la carne de gallina, siente su respiración agitada y la confunde con la de él, observa sus labios, que la están volviendo loca, siente algo increíble, un vuelco al corazón, una caricia al alma, ¿algo parecido al amor? Entonces él, en voz muy baja, dice: lo siento mucho por J. Y la besa, un beso que I. no olvidará nunca, un beso de nueve de enero del dos mil nueve, con sabor a siete menos diez de la tarde, un beso que aún hoy, a punto de cumplir diecisiete, la persigue como un latigazo.

- ¡Qué culo tiene ésa tía! Joder con la amiguita de tu novia, ¿eh?
- ¿Es que quieres tirártela?
- Lo conseguiría si quisiera...
- Yo creo que ella me preferiría a mí...
- ¿Apostamos? A ver quién la consigue antes.
- Ganaré.
- Lo dudo, tu novia es su mejor amiga...
Y así, con una simple apuesta, comienza nuestra historia.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Something stupid.

Las nubes apagan mi conciencia y dejo, por un momento de pensar en ti. Mis ojos se cierran como activados por algún incomprensible mecanismo y mi vida deja de llenar los oscuros recobecos de mi mente. Sólo por un momento porque te ansío tanto que al instante vuelves a aparecer ante mí. Hay muchas cosas que puedo decirte con un simple te quiero, ésa palabra para ti y para mí lo significa todo. Así que te miro a los ojos para que puedas leer bien, a través de mis palabras. Te quiero, pero no puedo hacerlo. Te quiero, pero es demasiado para mí. Te quiero, pero tengo miedo a que si yo regreso tú desaparezcas. Te quiero, pero él no se merece esto. Te quiero, pero si ambos somos libres no funcionará. Te quiero, pero me parece imposible. Te quiero, pero tu cercanía me mata. Te quiero, pero no es suficiente. Te quiero, pero lo intentamos y fracasó. Y es así, qué le puedo hacer yo, me duelen todos esos besos y caricias que nos damos sin poder reprimirlos y que me llevan hasta el infinito, allá donde él no es capaz de llevarme. Sin embargo, los peros no te importan, tú también me quieres a mí. No sé si creo en el amor, ni siquiera estoy segura de haber escuchado hablar de él, cada historia a este respecto es diferente y, hasta en el "vivieron felices y comieron perdices" de los cuentos de hadas, las parejas tienen problemas cuando empiezan su vida más allá de las palabras del libro, de la voz de mamá o del final de una película. Yo sé que no hay príncipes azules, que nadie es perfecto, yo sé que lo que tú y yo sentimos no es simple como en un cuento. Yo sé que me duelen las horas que pasó sin ti y que me culpo por las horas que paso contigo. Sé que me odio por sentir esa arrebatadora felicidad que ahoga todo y me hace comportarme como la niña de tres años que alguna vez fui... No puedo evitarlo, incluso aunque quiera, no puedo porque para mí ésto es lo más parecido al amor por muy malo que sea.

viernes, 22 de julio de 2011

Midnight dream.

En las noches me convierto en quien verdaderamente soy, las cosas cambian por la noche, porque nadie puede contener mis sentimientos. No me gustan las noches porque me siento estúpida y vulnerable, porque no dejo de pensar en él, no me gustan las noches porque saben a tequila del malo y hacen que se me salgan las lágrimas. No me gustan las noches porque por las noches puedo pensar y éso es horrible, porque en las noches las películas se parecen a tu vida durante todo el nudo y se diferencian en el desenlace. No me gustan las noches porque todo es más difícil y mi salvavidas no está a mi lado. Por las noches me muero de miedo, tengo un miedo horrible a que él deje de pensar en mí, pero éso sólo pasa por las noches. En las noches quiero llorar y casi siempre lo logro porque, a estas horas, todo se ve demasiado negro como para ser soportable. Odio las noches con todas mis fuerzas porque no hay casi nada bueno en ellas. La gente se deja y discute por las noches, los besos verdaderos se dan cuando hay luz, no por las noches. Las noches son las protagonistas de las pelis de terror, dan escalofríos, las noches nos dejan desprotegidos, nos odian. Las noches me hacen pensar en él, porque él es mi noche y, cómo no puedo odiarle, tampoco odio las noches.

lunes, 18 de julio de 2011

Tú me enseñaste a vivir.

Es como aquella vez que me desperté en un despiadado y mal encarado abril, con una fiebre que podría matar a un roble y con muchas ganas de llorar. Tenía un miedo que congelaba, un miedo tan profundo que hizo llagas en mi interior. Quería marcharme de allí y no comprendía por qué era mi vida tan injusta, no lo comprendía porque hacía ya algunos días que mejoraba y estaba volviendo a caer, estaba empezando a hundirme en los restos de aquella enfermedad que me consumía. No tenía a nadie excepto a ti, tú que me miraste como si se te cayera el mundo encima. Veía tus lágrimas en cada sonrisa, veía como te esforzabas por ser fuerte para no asustarme y yo también quise ser fuerte para que no te sintieras solo. La fiebre iba en aumento y yo no podría marcharme, por eso lloraba, y tú estabas ahí, junto a mí, sosteniendo mi mano en la tormenta porque sabías que estaba aterrada. Te dije que ya no tenía fuerzas, que estaba cansada de estar en aquel maldito lugar, encerrada, aislada del mundo. Yo quería ver el sol y hacer deberes, quería elegir qué ropa ponerme cada mañana y, claro que quería ser fuerte, lo deseaba más que nada, pero ya estaba muy cansada, agotada a causa del dolor y no podía seguir siéndolo. Estabas ahí, estuviste ahí todo el tiempo, incluso cuando me superé y pude soportarlo sola. Por eso te quiero, porque tú nunca soltarás mi mano, papá.

jueves, 14 de julio de 2011

No es nada fuera de lo común, a veces la vida nos pide un descanso, aunque hay que reconocer que éso a las cinco de la mañana no nos viene muy bien. Nos protegemos por miedo al que dirán sin preocuparnos por lo que ya ha sido dicho y nos guardamos en el mismo caparazón oxidado que envolvió nuestras penas en tiempos mejores. Porque sí, señores, cuanto mayor eres tú mayores se hacen tus problemas. Éso debería hacer reflexionar a la gente, debería, consigue hacer que yo tenga miedo. Temo por lo que soy y por lo que he sido pero, sobretodo, temo por lo que seré.

lunes, 4 de julio de 2011

Childhood

Quiero volver a ser una niña pequeña, quiero poder serlo por un instante para llorar acurrucadita en el colo de mamá, para que ella me aparte el pelo de los ojos y me acaricie las mejillas, para que una vez más me jure que nada malo podrá ocurrir y para que vuelva a prepararme chocolate "que cura todas las penas". Quiero volver a ser una niña para no tener que llevar este dolor sola, porque me está matando.

lunes, 13 de junio de 2011

Al amor de mi vida:

Duele mucho, ¿sabías? Duele mucho no poder decir que no, que no y que no. Horripila no saber hacia dónde irá, qué le está esperando. Muchas veces había oído que no se trata de nada más que de avanzar, pero no puede y camina dando traspiés y regresando sobre sus pasos para cubrir sus huellas, para que nadie pueda decir que la ha visto pasar. Dama del tiempo, liviana y bonita, alma en pena que se confunde con el viento y con los huesos. Nadie sabe de dónde viene y, todavía menos, a dónde va. Ella es dueña de si misma aunque no pueda decidir sin comenzar a lagrimear. Dicen que echa de menos, que vive en el recuerdo de algo que está muerto, de alguien que jamás volverá. Para mí es como una metáfora, pero hay una diferencia, quiero que sepas que YA NO TE AMO pero, aún no he aprendido a mentirle al corazón. Puede que, a veces, llore; pero también tengo sonrisas que tapen mis penas. Sé conducir el coche de la música que me aleja de lo malo que pueda venir. Ojalá te hubiera olvidado y, es cierto, no lo he hecho; pero lo haré y te arrepentirás de haberme dejado marchar.

domingo, 5 de junio de 2011

El amor, al revés, no se lee "Roma"

Porque ya he agotado mi paciencia, y mis ganas. Ya me queda poco que esperar. Ya no sé soñar despierta y mi muro me prohibió soñar dormida. Sólo soy la sombra maltrecha y mutilada de lo que algún día fui. Ya no me queda paciencia, calor ni espíritu. Y no sé distinguir donde acaba el bien y donde empieza el mal. Hace ya un tiempo que me codeo con la almohada en mis juergas de alcoba sin más amparo y más ayuda que mis ganas de llorar. He olvidado, olvide que trataba de olvidarle, que el mundo no era en blanco y negro y que me gustaba sonreír. Olvidé que mi voz me apaciguaba y que las cuerdas de una simple guitarra lograban hacerme feliz. Ahora soy sólo el humo de un cigarro olvidado en el bar de aquella esquina, donde fuimos felices una vez. Y lo peor de todo es que aún puedo recordarlo.Recuerdo su pelo negro, su frente despejada, su nariz perfecta, recuerdo sus labios que tantas veces me besaron y sus ojos multicolor. Tengo tatuados en mi piel el sabor de sus caricias, el olor de sus lágrimas y el sonido de su voz. Y no olvido los traspiés que dio mi vida, los bailes que dio la suya, las maratones que corrieron juntas ni el sabor de la guillotina del verdugo antes del "pues vale" que marcó la diferencia. Puedo jurar cada día que no sé echarlo de más y que, aunque me mate, sólo puedo echarlo de menos. Tengo miedo, mi fuerza de voluntad se resquebraja cada día un poco más y ya no distingo bien entre lo que hago y lo que sueño. Ni siquiera sé ya qué me importa y qué carece de sentido para mí. Lo odio, odio tener ganas de llorar y odio que no me hayas llamado. Odio que tu móvil esté apagado y no saber nada de ti. Detesto sentir cómo me rompo por dentro y no saber cómo impedir quedar deshecha, partida en millones de pedazos. Me siento estúpida porque, una vez más, no supe ocultar lo que sentía y mi boquita tuvo que abrirse para pronunciar esas putas ocho letras que marcan la diferencia. Ya no te quiero. No sé ni cómo mentirte a ti, no sé por qué sería capaz de entregártelo todo, pero lo haría, sin dudarlo,  aunque no lo merecieras, por ti. Tú eres mi perdición.

No sé restar tu mitad a mi corazón.

Era un día cualquiera en mi vida, un día de esos negros y amarillos, como las abejas. Era un día poco común por lo común que era. Era un día para gritarle al cielo cada verdad que esconde el corazón. Quise creer que sería un día más, un día sin carné de identidad ni permiso de residencia. Un día. Pero fue El día. El día para decir de nuevo esa palabra que quedó atrapada en nuestras cuerdas vocales, enredada en los laberínticos misterios del orgullo. El día del te quiero. Fue también el momento ideal para buscar la respuesta a todo aquello que nos aterra cada día, a ese miedo que sé que ambos tenemos a perdernos para siempre. Estoy atada a ti, pero no me ata una relación improbable y egoísta. Lo que me ata a ti es el amor, el amor que no quiere que te vayas de mi vida, no hay obligación, no hay sumisión. Hay amor, y es de verdad.

jueves, 2 de junio de 2011

To tell the truth.

Digamos que es posible que se encoja un corazón que ha sido arrancado del cuerpo al que pertenece. Digamos que las lágrimas también pueden llorar. Digamos que cada fragmento de un cristal de esa copa que rompimos guarda una réplica en pequeño de dicha copa. Digamos que el color carmesí de esos labios guarda todas las tonalidades de rojo que existen en su interior. Digamos que la última gota de rocío está al caer y que no habrá más. Digamos que somos propietarios de un rojo corazón, roto en mil pedazos y bañado en ésa ultima gota de rocio, que llora al compás de mil lágrimas plañideras, ¿hay salvación? Porque, a veces, resulta inhumano cómo podemos llegar a sentir que nos han mutilado el alma y el dolor es tan tangible que casi se confunde con un martilleo constante y ensordecedor. Pongamos, por ejemplo, que yo estoy en la playa sentada sobre la arena un caluroso día de verano. Mis ojos son del color de las almendras, casi amarillos, a causa de la luz solar, estoy descalza con el pelo suelto a merced del aire y mi única vestimenta es un vestido blanco. Observo el mar y no puedo dejar de imaginarme la figura de un hombre que viene hacia mí, camina por la orilla y, en realidad, no parece que yo sea su destino, sin embargo, sé perfectamente que su paseo termina junto a mí. Bermudas de lino de color claro, torso moreno desnudo bajo el sol de las seis de la tarde, de las seis y cuarenta y siete de la tarde. Sus ojos multicolor miran al frente y los míos se cierran, incapaces de soportar el dolor que ha dejado de ser etéreo, el dolor que matará si son malas noticias. Lentamente observo con los ojos cerrados como se sienta a mi lado y huelo su piel, su piel que huele a sol, a agua salada y, también un poco, a pan tostado con cacao. Sus dedos acarician mi cara, su boca se acerca lentamente a mis labios y me besa provocando en mí un profundo escalofrío de amor verdadero. "Te quiero" su voz hace el amor con mis oídos y yo me dejo llevar, a las seis y cincuenta, a las siete menos diez porque en mi mundo ya no hay nadie, porque la playa está desierta, porque miles de lágrimas de sincera felicidad recorren mis mejillas. No puedo evitar sentirme así, aún sabiendo que todo es el producto de mi mente, porque lo amo. Lo amo con toda mi alma.

domingo, 13 de marzo de 2011

Sus pequeños secretos.

Tiene miles de defectos, puede que alguno menos que yo, pero muchos aún así. Y ya ves, aquí estoy yo que lo quiero a pesar de cada uno de esos defectillos. Sé que es muy cabezota e irritante a veces. Que dice lo que piensa sin pensar y acaba haciéndo más mal que bien. Es borde y presumido, se lo tiene muy creído y se imagina capaz de tocar el cielo con las manos. A veces, sólo por fastidiar se presenta en chandal para salir al cine; otras, se pone de tipo fino para venirse a casa a pasar un rato conmigo. Cuando conoce a alguna chica se le olvida comentarles que tiene novia y, aunque en el fondo nunca hará nada con ellas, deja que piensen que puede ocurrir cualquier cosa. Siempre tiene frio y empieza a temblar como un desesperado. Grita por la calle cuando se enfada sin importarle lo que la gente pueda pensar y luego siente vergüenza cuando el resto de las personas hacen el tonto en público. Anda descalzo, se acatarra y no soporta que le echen la bronca. Siempre tiene que tener la razón bajo cualquier circunstancia. No tiene término medio en seriedad, a veces se toma las cosas demasiado en serio y, cuando no lo hace, se las toma demasiado a broma. No deja de hablar de motos y se le olvida que no es el único tema en el mundo. Tiene demasiado presente sus pasiones, le comen la cabeza y hacen las cosas demasiado difíciles. Tiene el poder de hacer sentir mal a la gente, incluso cuando la culpa es suya. También sé, sin embargo, que no soporta que lo vean desnudo. Que sus ojos son de todos los colores, como un collage echo con recortes de papel de revista. Que lloraba viendo las series de Antena3 porque algunas escenas le recordaban a nosotros dos. Que me llamaba cada noche para contarme sus problemas, y a veces se sentía tan mal que hasta lloraba, pero después de haber hablado conmigo recuperaba la serenidad y volvía a ser feliz. Sus enfados no duran ni medio segundo y le gusta mucho Bob Esponja. Su gran pasión son las motos y su sueño es tener un alto cargo en la Guardia Civil y vivir en el campo. Quiere comprarle una moto de 85cc a su hijo cuando cumpla los tres años. Le gusta cantarme canciones cuando hablamos por teléfono. Cierra los ojos cuando me besa, y antes no lo hacía con ninguna chica. Odia leer y aún así, sabiendo que era una de mis pasiones, intentó aficcionarse a la lectura por mí (y se ha quedado con mis libros). Adora a su padre y a su perra y solía decirme que no tenía amigos de verdad y que su único apoyo en el mundo era yo. El día de San Valentín me dijo que no quería perderme nunca y se puso a llorar. Es un chico muy fuerte, que ha vivido mucho y ha podido superarlo todo. Empezó a estudiar en serio para que yo estuviera orgullosa de él. Siempre me ha cuidado, protegido y amparado. Le encanta que lo cuiden, que estén pendientes de él y sentirse querido. Apaga la luz cuando hace el amor y ha cogido la costumbre de poner música siempre. Cocina muy bien y solía prepararme la merienda cuando pasábamos las tardes en su casa. Me quiere, lo quiero. Siempre.

sábado, 19 de febrero de 2011

I. se siente muy vacía.

Hay cosas que ocurren porque tienen que ocurrir, el destino, así lo llama la gente. I.lo llama día color café con leche. Un día color café con leche es un día en el que te levantas por la mañana pensando que tu vida no está mal del todo, que te las has apañado bien con las raídas cartas que te han tocado en la partida y has hecho una jugada decente, hasta puede que hayas hecho una jugada ganadora; y, entonces, llega alguien (o algo) que te dice "frena", porque le estás dando demasiada caña y resulta que no tienes ni un poquito de razón. Tú creías que en tu vida el cielo adquiría ese precioso tono, que tanto te gustaba, al ponerse el sol; pero no es así. No hay nada así, nada está bien. I. hoy ha revivido el sabor amargo de tener que volver a echar de menos. Sí, porque siempre llega un momento en el que te das cuenta de que no hay marcha atrás, de que por mucho que creyeras tenerlo todo controlado hay cosas que nunca se van, que nunca mueren. Te sientes impotente y la rabia te come por dentro y escondes tu dolor, le pones un candadito por miedo a hacer daño. Las lágrimas se agolpan en tu corazón pero luchas porque no asomen a tus ojos y te abrazas a alguien que no es él, pero que es tu chaleco salvavidas en el naufragio, el último bote de tu propio Titanic. Y tienes miedo, miedo porque paseas a su lado en silencio, y mientras él te suplica que le hables tú piensas en las palabras más acertadas para decirle que no quieres seguir con él. No puedes, simplemente, pretender alejarte de ese amor tan fuerte como para abandonarlo todo. Es imposible dejar atrás el recuerdo de aquellas tardes en las que llegabas a casa con ganas de abrazar a tu familia y de gritar de felicidad, con una sonrisa tan grande y tan ñoña que parecía capaz de mover montañas. Pero ahora no, querida I., ya no es el momento. Ya no te llama. Sé que lo echas de menos, que el dolor te cala los huesos, que tus manos revolotean ansiosas por doquier en un desesperado intento de agarrar lo poco que queda en tu habitación de su alma. Tu único consuelo ahora, pequeña, es saber que esas velas de la última vez todavía pueden volver a encenderse, aunque en ellas sólo puedas ver como se consume lo poco que te quedaba de él.

Vé y corre a decirle cuánto le quieres.

domingo, 13 de febrero de 2011

.Daddy


MusicPlaylist
Music Playlist at MixPod.com
Hay muy pocas cosas comparables a eso. No es fácil definir algo así. Simplemente lo presiento. Ocurre cuando menos me lo espero pero siempre lo veo venir, conozco esa sensación mejor de lo que me conozco a mí misma. Siento cómo la casa se va quedando en calma y todos los sonidos a mi alrededor se vuelven ligeros y coordinados, poco a poco me estremezco y se me eriza la piel. Entonces viene ese silencio, el preludio de las primeras notas de papá. Su guitarra. Puedo sentir cómo la afina, cómo sus dedos aprietan y aflojan esas mágicas cuerdas para adaptar los sonidos, anticipo sus movimientos, mis manos juegan en el aire, presagiándolos. Entonces escucho como pasa las hojas, amando con la mirada cada acorde de esas canciones que lleva tanto tiempo recopilando. Le oigo improvisar varios acordes sueltos antes de decidirse por una de todas esas bellas canciones. Cojo aire y me dirijo hacia su santuario con paso vacilante, llevo años actuando así, ya es rutina. Apoyada en el marco de la puerta lo escucho tocar durante un rato hasta que llega. Una melodía conocida, una canción de esas que me arrullaron en mis peores días, de esas que me devolvían a la superficie del planeta cuando me encontraba a miles de metros bajo tierra, sumergida entre mis penas. Se me va la voz, vuela, es inevitable y uno mi voz a la de él, más aguda, más baja. Me sonríe, más bien me invita a acompañarle con la mirada y yo me acerco. Él me ha enseñado todo lo que sé. Él es, sin duda alguna, mi escondite secreto en el planeta tierra. Sin él, sin mi padre, a mi nombre le faltarían las letras.

sábado, 12 de febrero de 2011

.KATY(L)




Do you ever feel like a plastic bag
drifting through the wind
wanting to start again?
Do you ever feel, feel so paper thin
like a house of cards,
one blow from caving in?

.Imposible

No me pidas milagros, a estas alturas deberías haberte dado cuenta de que no existen. Sé que una parte de ti espera con desesperación que yo logre olvidarte algún día. Ya, yo también me he desesperado muchas veces pero sé que no es posible, sé que los milagros no tienen cabida en el mundo, sé que ese pensamiento morderá en mi cerebro toda mi vida. Desde ese día en el que decidí dejar libre mi corazón he estado queriéndote. He aprendido a controlar mis sentimientos, pero eso no quiere decir que haya dejado de pensar en ti. ¿Quién me ha enseñado a vivir la vida con otros sentidos, sentidos que yo no conocía? Tú. Está claro, cada instante me separa de ti, y eso duele mucho. Tú y yo somos dos mundos opuestos, y no tenemos esperanza, pero yo te quiero y los milagros nunca han existido.

martes, 1 de febrero de 2011

Te quise tanto

Quizás fuera porque tenía una manera particular de decir las cosas, porque te miraba a los ojos y tú no eras capaz de apartar la vista. Tal vez fuera por su manera de fruncir el ceño cuando algo le molestaba, era casi imposible pero acababas deseando ayudarle. Tal vez tenga algo que ver con esa voz baja que utilizaba cuando estabas triste y te hacía sentir que estabas tocando el cielo. Puede que sus caricias fueran el punto de encuentro de cada sensación que un cuerpo puede experimentar. Puede que con su risa borrara toda tu soledad. Puede que te hiciera creer en el amor metiéndose en ti, bebiéndote a sorbitos. Puede que, llanamente, nunca hayas tenido elección. Puede que estuvieras destinada a quererlo. Pero lo querías, cada neutrón de tu alma estaba irremediablemente colgado de él. Puede que, por una vez en la vida, dejaras que tu vida flotara a manos del destino. Lo siento, no tendrías que haberte estrellado, no es justo.

lunes, 31 de enero de 2011

Parecía un día como otro cualquiera cuando me desperté aquel sábado por la mañana. Tumbada en la cama podía escuchar perfectamente los gritos de mis hermanos, que rollo, ya se estaban peleando otra vez. Me arrastré a tientas hasta la puerta del armario, envuelta por la oscuridad. No me apetecía encender la luz. Reconocí la ropa entre un gran montón desordenado, cogí la toalla que estaba encima del escritorio y me metí en la ducha. Sólo una vez vestida me digné a subir la persiana. Fue entonces, y no antes, cuando supe que ese día sería un día especial. El sol brillaba desafiando al frío invierno. Mi primera sonrisa del día. Una sensación de perfección flotaba en el aire. Encendí el ordenador, encendí el móvil. Cinco en la plaza. Ningún problema. Mi padre me acercó en coche. Recuerdo perfectamente que sonaba la radio y que yo no podía dejar de cantar. Recuerdo que me miraba en el espejo y me veía pequeñita. Recuerdo esa chispa en los ojos, ahora ha desaparecido. Bajé del coche. Llegaba tarde. Caminamos hacia tu casa. Conversación ligera, besos larguísimos. Ese día es muy especial en mi vida. Nunca podré olvidar esos ojos que me miraban fijamente. Nunca podré olvidar la sensación de plenitud. Nunca podré olvidar esa enorme sonrisa que no era capaz de borrar de mi vida. Nunca podré olvidar todos tus besos. Con absoluta certeza sé que ése, y no otro, fue el día en que me di cuenta de que estaba enamorada de ti. Recuerdo que lloraste, que no querías separarte de mí, bajo la luz de las farolas me suplicaste que nunca me fuera de tu vida... Ahora eres tú quien me ha echado. Era un 14 de febrero, concretamente el de 2009. El espíritu de San Valentín flotaba en el aire.
No se ha dado cuenta todavía de por qué estoy aquí. No sabe contar con los dedos de los pies y nuestra historia suma algo más que diez más diez. No se ha olvidado todavía de aquella vez en la que le juré que nunca más volvería pero no he podido cumplir mi promesa. Anti mis ojos se han presentado las certezas y he decidido que debo despegar de una vez. Que hay miles de lugares que deseo recorrer a su lado.

martes, 11 de enero de 2011

.Smile

Explotar burbujitas con el dedo me hace feliz, casi tanto como cantar bajo la lluvia, escuchar música y leer. Me gusta tener un rinconcito que sea mío y llenarlo con mis huellas. Adoro recoger mi habitación y sentirme mayor y responsable al haber terminado. Suelo abrir el paraguas los días de lluvia por el simple pacer de escuchar el repiqueteo de las gotas que caen sobre él. A veces, cojo el bus de las ocho y media porque me encanta llegar pronto al instituto y tener un momento para abrazar a mis amigos. Dibujo corazones en cualquier lugar porque tengo la impresión de que el mundo será más feliz cuantos más corazones haya en él. Conservo su foto en mi mesa porque me apasiona recordar todos esos momentos que, a pesar de toda la pena, aún logran hacerme sonreir. Me pinto las uñas, aunque las muerda, porque sé que gracias al pintaúñas se me hará más fácil evitar la tentación, y eso me gusta. Escucho como mi padre toca la guitarra e incluso canto con él porque su sonrisa es el mejor regalo que puede darme. Hablo mucho con mi primo porque él me hace feliz. Cada mañana, al ver a Alex, lo abrazo, lo beso y le digo "Te quiero".
Son detalles, nada más, y yo lo sé; pero, para mí, son importantes.

.Cerrar los ojos

Supe que me había equivocado contigo casi en el mismo momento en el que desapareciste de mi vida.
El problema es que siempre me pasa igual, que me niego a creerlo, ¡qué obsitinada soy! No sé, para mí es muy simple, ¿qué sentido tendría todo lo vivido si no fueras transparente? Y confío. Sí, confío, ciegamente y, de una forma u otra, siempre termino por llevarme un palo. El puñetero día en el que decidí luchar por ti aunque tú no lucharas me fastidié los recursos. ¿El porqué? Fácil. Resulta que no tienes ni idea de lo que quieres, que te limitas a pasear por la vida como si nada, dejándote llevar y cargándote corazones a tu paso. Y no, claro que no, no mereces este dolor que me está matando...
Lo siento, ahora yo también me he cansado, no se puede vivir así.

miércoles, 5 de enero de 2011

.BREATH

 Hay cosas en la vida que marcan. Creo que las cosas malas que he vivido me han marcado mucho. Que queremos a cada momento pero sólo aprendemos a querer de esa forma única, de esa forma especial, de esa forma que te arranca el alma cuando sufrimos por amor, cuando lloramos; y no sólo por estar mal, si no también por estar bien y tener miedo a que se termine, por creer que hemos sobrepasado el cielo, que hemos llegado más allá de lo que es lógico, de lo que parece posible, y tener la certeza de que el más mínimo soplo puede hacer que todo se desvanezca.

domingo, 2 de enero de 2011