miércoles, 31 de agosto de 2011

- Eres tan bonita que me quitas el aliento...
- No sé qué estás diciendo, lo siento.
- Digo que me vuelve loco cada trazo de ti, el dibujo que pintas día a día con una seguridad que ralla en lo impensable me enreda en ti. No puedo respirar si no veo tus ojos verdes, tu sonrisa o tu naricilla respingona. Porque simplemente siento que muero de placer al ver como te apartas distraída un mechón de tu hermoso pelo mientras lees totalmente ajena a mi mirada, cuando veo como levantas a esa niña pequeña, que creo que es tu hermana, en brazos o como acaricias a un cachorro. Me he fijado en que frunces el ceño o ríes a carcajadas mientras lees y también en que, a veces, sacas un pequeño cuaderno y un bolígrafo de tu bolso de Mary Poppins y rasgas sus páginas a una velocidad de vértigo, como si intentaras a toda costa que la pequeña bombilla no se apague. También he sentido como mis piernas flaquean al verte en la discoteca, o en alguna fiesta, con tus vestidos ajustados y tus minifaldas, con tus tacones altos que me hacen sentir pequeño; tus piernas saben llevarme al cielo, suben y suben hasta que llego al limbo de tus caderas dónde me gustaría vivir para siempre con su dulce y apasionante vaivén acunándome. Te he visto sonreír, llorar, estudiar, masticar chicle, beber batidos de esos de caramelo que tanto te gustan. He conocido a cada uno de tus novios, los he odiado cada vez que te hacían doblar las rodillas de dolor y he deseado tanto poder consolarte. Nunca me había atrevido a hablarte...
- ¿Desde cuándo me observas entre las sombras?
- Desde que tengo memoria, te he visto crecer, he visto como pasabas de niña a mujer, he jugado con tus trenzas, tu aparato y tu maquillaje exagerado por la falta de práctica. Conozco todas tus manías, como ésa de colocar las capuchas de tus amigos; conozco la cadencia de tu voz, te he visto aprender a no desafinar, a no hacerte la víctima, a reaccionar a las malas lenguas con elegancia, te he visto ilusionarte y desilusionarte y, ahora, quiero que tú me veas a mí, porque no soy invisible y ya he perdido la cuenta de los años que llevo enamorado de ti.
- Quizás no sea como tú te esperas...
- ¿Crees que voy a echarme atrás ahora que ya he comenzado?

(IS A DREAM A LIE IF IT DON'T CAME TRUE)

No es un adiós, es un hasta luego.






A CORUÑA (L)

Cuando un sitio hace que se pare tu mundo y que todo vuelva a empezar. Cuando el olor a mar, su rugido y las olas hacen que sientas una calma que ya no eres capaz de sentir en ningún otro sitio. Cuando pasas horas con las mejores personas que existen sobre el planeta tierra. Cuando te enamoras de un lugar, de los paseos al lado del mar, del viento despeinándote los cabellos, de su olor, su fuerza y su hermosura... Sabes que acabaras volviendo, una y otra vez, siempre que puedas porque éso es lo que te hace feliz.

martes, 30 de agosto de 2011

P.D.: no sé qué decir.

Con tu sucia camisa y, en lugar de sonrisa, una especie de mueca. Consumida, frágil, moribunda, abandonada. Hace tiempo ha perdido hasta el último soplo de tranquilidad e, inconsciente, ve como el tic-tac del reloj se lleva el humo de cada cigarrillo que se fumó a la par que fumaba la piel bronceada de aquel hombre que ya no está dispuesto a aguantar sus disparos de emoción. Ya no cree en el bien ni en el mal, la cordura de la vida la ha arrastrado a la locura y la locura de su vida no es capaz de devolverle su cordura. No entiende ése cuento de hadas en el que una chica amiga de ratones crea su propio vestido para perderse con él en el bosque y vivir en una cabaña junto a una malvada madrastra disfrazada de dragón, es que nada bueno puede salir de una historia así. Y de sus labios escarlata corre sangre negra, unos metálicos dientes han desgarrado su piel, su alma y su suerte, ya poco le queda, más que curar las heridas con tequila y aguardiente. Entre la cirrosis y la sobredosis andas siempre muñeca. Con el recuerdo, basto como el palo de la baraja, de un amor que hace incapié en cada latido de su corazón que envía la sangre a sus cardenales. El amor ya poco significa, ella sólo puede ver soledad y desesperación, nieve, sangre, dolor, frío y entrañas porque una vez que la primera herida ha desgarrado el corazón poco se puede hacer, una herida de amor es como una herida de bala, dependiendo de por dónde entre puede matar y ésta, nunca mejor dicho, ha entrado en el pecho. Es como si le faltara el aire, la película de cada uno de sus momentos de amor pasa por delante de sus ojos. Ve su piel, su labios, sus ojos verdes, su lengua, su torso, su pasión. Lo ve a él, en todo su esplendor y se pregunta: ¿Por qué he permitido que él fuera mi único motivo para vivir?

domingo, 28 de agosto de 2011

Deseos de cosas imposibles.

Soy de esas que se despiertan cada mañana con la idea de que viven en Manhattan. Lo primero en lo que pienso es en conectar el Mac y hablar por el video-chat con mis amigas para elegir juntas que nos ponemos. Me visto, me maquillo y me peino. Total, cuando he terminado de arreglarme ya es hora de marchar. "Lo siento, llego tarde" y salgo corriendo pero, antes, cojo una tostada de las de mamá. Me paro en el Starbucks de la vuelta de la esquina y pido un Moca Dulce y paseo por Fifth Avenue rumbo a mi carísimo colegio privado porque, sí, soy una de esas chicas afortunadas del Upper East Side. Mi vida transcurre apurada y simple, dócil como un caballo domado o un verano en los Hamptons. Hasta que llega el baile de mi vida en el que entro con mi maquillaje perfecto, mi pelo perfecto, mi cuerpo de top model perfecto y el vestido plateado con el que todas sueñan y conozco, casi por casualidad, al chico de mi vida que no es el "guay" del instituto, como se esperaría de mí, sino el último quinqui, el becado, el chico al que nadie quiere, el último mono del instituto (y un mono monísimo, debo añadir). Él me roba el alma, el corazón y el disfraz de niña buena y me deja en pelotas en la playa abandonada de mi juventud descarriada y perdida y empiezo a dudar. Dudo de mi vida preconcebida, de las normas, los prejuicios, el status y la alta sociedad. Dudo de la libertad con la que creo que actúo y me doy cuenta, al fin, de que mi vida es una farsa, represento a la perfección el papel que me toca vivir... Así que me desmadro, sin más ni más, agarro el pincel y comienzo a perfilar mi vida, a desafiar mis límites, a SER LIBRE. Porque el amor, aunque pone mil vendas en los ojos de quien se enamora, también es capaz de quitar las vendas anteriores.

viernes, 19 de agosto de 2011

Alejandro Espiño Castro :$

Puede que las cosas buenas sólo sean eso, cosas buenas. Puede que no tengan explicación, razón ni lógica. No hay que darle demasiadas vueltas, digo yo, si eres feliz, eres feliz y, como diría un buen gallego, al carallo. Pues muy bien, él es mi particular "al carallo" y me siento muy orgullosa de ello. Él no permite que dude y no me deja tener miedo, él es lo más simple que tengo en la vida, es como una buena ración de helado, me hace feliz y punto. Podría decir ahora mismo que lo quiero por todo lo que es, y no sería mentira. Si describiera y enumerara cada una de sus cualidades podría quedar bien pero, éste no es el caso. Cuando digo que él es importante lo que quiero es que con aquello que yo escriba él se sienta importante. Por eso tiemblo yo, por su felicidad, porque cuando siento que él hierve de plenitud yo no necesito absolutamente nada para estar igual de alegre. El más mínimo de sus roces puede hacer que caiga en el vacío, él es mi luna y yo soy su vida. No sé cómo explicar que soy tan suya que he dejado de ser mía, a estas alturas tengo claro que todo podría ser diferente pero no quiero que cambie. Me gustan las cosas tal y como están porque, incluso en lo más profundo de mi ser, sé que la existencia de una alma atormentada como la mía no cabría esperar nada mejor que él.

Si no amas los detalles más pequeños no entenderás.

I. Ella era una chica normal, diríamos que una de esas chicas de ropa normal y personalidad de andar por casa. Era una chica que vivía encerrada en las historias de esos mamotretos, a los que ella llamaba libros, que leía a todas horas. Le gustaba cantar y hacía grandes esfuerzos para mejorar su pequeño talento, sentía pasión por la belleza, los acordes y las letras la hacían llorar. Tenía una reducida agenda de buenas amigas, o eso era lo que ella creía, y unos cuantos conocidos que poco sabían de ella pero la hacían reír. Comía poco y solía salir a correr por las tardes por la maravillosa muralla romana de Lugo. Era una soñadora nata, con la cabeza llena de pájaros. Era inteligente, tenía una impresionante memoria y buenas notas. Creía haberse enamorado alguna vez, aunque éso ya es otra historia.
V. Él era todo lo contrarío, un intento de chico malo, un loco que vivía la vida intensamente como si no hubiera nada más, era un chico corriente y moliente pero increíblemente poco común en medio de lo común que podía llegar a ser. Era el típico gallito de barrio, el chulo de marras que vuelve locas a las chicas. Su pasión: las motos y los coches. Su terror: la gente que se aprovechaba de la debilidad de sus víctimas. No quería enamorarse, era de los que estaban con una chica hasta que se cansaban y buscaban a otra. Tenía un grupo de amigos idiotas y luego estaban los de su infancia que eran unos verdaderos encantos. Estaba obsesionado con llegar a trabajar como guardia civil pero para eso aún le faltaba mucho y, a sus trece años, sólo eran suposiciones.
Nuestra historia comienza cuando L., la mejor amiga de I., la llama para contarle que ha dejado a su novio por un chico con el que se había enrollado durante un intercambio escolar a Francia. I., por su parte, le cuenta que acaba de volver con S. y está muy feliz pero que echa mucho de menos a su amiga y quiere verla pronto. Se ponen de acuerdo y deciden quedar en las fiestas del patrón de Lugo, San Froilán, todos juntos.Así que un lunes por la tarde, al salir de clase, I., S. y sus compañeros de clase se dirigen hacia el recinto ferial, donde L. los espera delante del Booster para presentarles a su nuevo novio. I. en su nube, apenas se fija en el chico delgaducho que está a punto de ponerse una gorra que alguien le ha estado sosteniendo mientras se subía a alguna atracción de feria. Y lo único que ve, cuando L. se lo presenta como V., su novio, son unos llamativos ojos de todos los colores, unos ojos azúl grisáceo y verde con motas ambarinas espolvoreadas por su iris. Los ojos más bonitos que había visto nunca, eran verdaderamente increíbles. Durante los días que siguieron I., L. y otra amiga quedaron más de una vez con V. y su amigo A. Fue increíble la forma en la que I. y V. conectaron y se hicieron amigos, aunque ninguno de ellos podía predecir lo que iba a ocurrir. Una tarde, cerca del invierno, I., V., L. y A. van al cine y mientras I. piensa en lo que le habría gustado que S. estuviera allí nota un roce en su pierna y, al girarse, ve como V. la mira intensamente mientras besa a L. Noviembre, dos meses con L., está lloviendo a cántaros pero I. y V. se mojan mientras hacen tiempo hasta que L. salga de sus clases de baile. Llegan a la plaza y se encuentra a S., que hace poco dejó a I., V. quiere hablar con él, pero ella lo agarra instándole a marcharse, resbalan e I. se cae encima de V. una descarga eléctrica recorre todo su cuerpo sin piedad y caminan agarrados de la mano hasta que ella, se la suelta sintiéndose muy culpable por lo que acaba de pasar. Al día siguiente V. deja a L. y le confiesa a I. que quiere estar con ella. I. llama a su mejor amiga que le suplica que le diga que sí, así que I. termina aceptando, pero sintiéndose terriblemente culpable por la tristeza de L. corta toda relación con él a los pocos días. No volverá a verlo hasta tres semanas después, pero se creerá morir al sentir el desprecio con el que él la trata. "Me lo tengo merecido" piensa ella. Unos días más tarde un chico del instituto le pide a I. que salga con él pero ella, que no sabe qué contestar, le dice que se lo pensará. Así empiezan las vacaciones de navidad que cada uno pasará en compañía de su familia. El cinco de enero, I. se entera por L. de que V. ha empezado una extraña relación con una niña que tiene un año menos que ellas y se llama R. El mundo se para e I. no puede respirar, sin entender el por qué, los celos la comen por dentro y le cuesta soportarlo. Se siente desgraciada por no haber aprovechado su oportunidad. L. le pide que haga algo, no puede soportar la idea de que V. esté con esa chica tonta que la trata con superioridad porque tiene lo que ella desea. I. decide quedar con él, pero sabe que él no querrá verla, así que al enterarse de que R. va a la misma academia de baile que L. ve su oportunidad, él ha quedado allí con R. y ella aparece con L. como si nada. "Hola chicos, V., ¿no me dices hola? Vaya, que lío, y ahora qué hacemos... ¿Quieres que entremos con vosotras mientras ensayais, R.? V. creo que es mejor que demos una vuelta por fuera... ¿Que te devuelva la gorra? No, ven a por ella si la quieres" y así V. e I. salen de la academia y terminan agazapados en un portal, él no quiere pero I. sabe bien lo que tiene que hacer para probar, por primera vez, sus labios. Así que cuando él se sienta cerca, ella se arrima más argumentando frío, hablan mirándose a los ojos y su proximidad se va convirtiendo, lentamente, en un apretado abrazo. Ella huele su ansiedad, sus ganas, su pasión controlada, ella siente, por fin, a ése niño dulce que sabe que existe bajo su caparazón. Mirándole aún a los ojos I. le cuenta la historia de J., a quien todavía no ha contestado, y cambiado de tema siguen con la amena conversación. Las palabras se convierten, poquito a poco, en susurros y, los susurros en miradas. Sus labios están más cerca cada vez, tanto que I. siente con creciente excitación cómo se rozan con cada palabra. Él le da un ligero beso en los labios, un roce efímero que deja a I. con ganas de mucho más, cargada de mariposas y corriente eléctrica, sintiendo cada átomo que los separa como si estuviera observándolos a través de un microscopio. Se le eriza el vello, se le pone la carne de gallina, siente su respiración agitada y la confunde con la de él, observa sus labios, que la están volviendo loca, siente algo increíble, un vuelco al corazón, una caricia al alma, ¿algo parecido al amor? Entonces él, en voz muy baja, dice: lo siento mucho por J. Y la besa, un beso que I. no olvidará nunca, un beso de nueve de enero del dos mil nueve, con sabor a siete menos diez de la tarde, un beso que aún hoy, a punto de cumplir diecisiete, la persigue como un latigazo.

- ¡Qué culo tiene ésa tía! Joder con la amiguita de tu novia, ¿eh?
- ¿Es que quieres tirártela?
- Lo conseguiría si quisiera...
- Yo creo que ella me preferiría a mí...
- ¿Apostamos? A ver quién la consigue antes.
- Ganaré.
- Lo dudo, tu novia es su mejor amiga...
Y así, con una simple apuesta, comienza nuestra historia.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Something stupid.

Las nubes apagan mi conciencia y dejo, por un momento de pensar en ti. Mis ojos se cierran como activados por algún incomprensible mecanismo y mi vida deja de llenar los oscuros recobecos de mi mente. Sólo por un momento porque te ansío tanto que al instante vuelves a aparecer ante mí. Hay muchas cosas que puedo decirte con un simple te quiero, ésa palabra para ti y para mí lo significa todo. Así que te miro a los ojos para que puedas leer bien, a través de mis palabras. Te quiero, pero no puedo hacerlo. Te quiero, pero es demasiado para mí. Te quiero, pero tengo miedo a que si yo regreso tú desaparezcas. Te quiero, pero él no se merece esto. Te quiero, pero si ambos somos libres no funcionará. Te quiero, pero me parece imposible. Te quiero, pero tu cercanía me mata. Te quiero, pero no es suficiente. Te quiero, pero lo intentamos y fracasó. Y es así, qué le puedo hacer yo, me duelen todos esos besos y caricias que nos damos sin poder reprimirlos y que me llevan hasta el infinito, allá donde él no es capaz de llevarme. Sin embargo, los peros no te importan, tú también me quieres a mí. No sé si creo en el amor, ni siquiera estoy segura de haber escuchado hablar de él, cada historia a este respecto es diferente y, hasta en el "vivieron felices y comieron perdices" de los cuentos de hadas, las parejas tienen problemas cuando empiezan su vida más allá de las palabras del libro, de la voz de mamá o del final de una película. Yo sé que no hay príncipes azules, que nadie es perfecto, yo sé que lo que tú y yo sentimos no es simple como en un cuento. Yo sé que me duelen las horas que pasó sin ti y que me culpo por las horas que paso contigo. Sé que me odio por sentir esa arrebatadora felicidad que ahoga todo y me hace comportarme como la niña de tres años que alguna vez fui... No puedo evitarlo, incluso aunque quiera, no puedo porque para mí ésto es lo más parecido al amor por muy malo que sea.